Las 32 hectáreas de viñedo se encuentran dispersas en diversas zonas y altitudes dentro del término de Batea. Algunas de sus fincas están ubicadas en la ladera del Río Algars, donde el terreno es predominantemente calcáreo y muy pedregoso. Otras parcelas, situadas a mayor altitud, se caracterizan por un suelo arcilloso-calcáreo. La variedad de altitudes y la diversa composición y textura de los suelos brindan una amplia gama de características en las uvas, como la acidez, la concentración de aromas y la mineralidad.
En la región de Terra Alta, el clima es marcado por veranos muy calurosos, inviernos fríos y pocas precipitaciones. Dos vientos destacan en la zona: el Cierzo, un viento seco y frío proveniente del nordeste, y el Garbí, un viento húmedo y fresco con componente sur que viene del mar.
La amplitud térmica entre el día y la noche, junto con la influencia de estos dos vientos que recorren sus tierras, crean condiciones ideales para la maduración de la uva.