Val delle Corti

Radda in Chianti es una de las mejores localidades de la zona del Chianti Classico. Gracias a sus suelos, la verdadera esencia de este extraordinario e histórico territorio: suelos ricos en galestro, scheletro, alberese, minerales. Y por supuesto, gracias también al clima y a la altitud, que aquí supera a menudo los 500 metros y realza el frescor y la acidez de la sangiovese. Sin olvidar tampoco el importante papel que juegan los viticultores: una generación de apasionados de su territorio y de excepcionales bodegas que han convertido a esta localidad en el estandarte de toda la denominación y de los vinos de sangiovese en general.

Val delle Corti, capitaneada por el brillante Roberto Bianchi, es una de las bodegas impulsoras de este éxito. Se trata de una empresa en la que la pasión, la destreza, la sostenibilidad, el respeto a la autenticidad del terruño son el pan de cada día. Una bodega pequeña y familiar, ecológica, que hoy se ha convertido en referente ineludible para los amantes de los chianti classico más auténticos y genuinos.

Roberto tomó en 1999 el relevo a su padre Giorgio, un visionario que en el lejano 1974 dejó Milano para venirse a Radda, instalándose en unas fincas por las que apostó desde el primer momento. Replantó todas las cepas y modernizó por completo la bodega, que se encontraba en estado de abandono. Roberto encontró un patrimonio de viñas de cuarenta años en las afueras del centro de Radda, que transformó en una joya del vino de Chianti. Las seis hectáreas de viñedo, plantado sobre suelos pedregosos de margas y calizas ricos en scheletro y galestro, se encuentran a una altitud comprendida entre los 430 y los 490 metros sobre el nivel del mar.

A la espera todavía de ser reconocidos internacionalmente, los vinos de Val delle Corti obtienen cada año los resultados más halagadores en las guías nacionales de Italia. Tanto Slow Wine como la guía Gambero Rosso reconocen a Roberto Bianchi una tipicidad y un estilo perfectamente definido y sin mácula que por desgracia no siempre es unánime en Chianti Classico. Sus vinos se caracterizan por una gran coherencia y esencialidad, por ser auténticos y realzar ese aspecto que la mayoría de sangioveses de Chianti parecen dejar a un lado: son fáciles de beber, ágiles y, en este sentido, modernos. Con todo, se trata de una bodega tradicional, en la que predominan los grandes toneles y, por supuesto, las variedades autóctonas.

Sus vinos más típicos son los acogidos a la DOCG Chianti Classico. Cosechas que se crían durante un mínimo de dos años en grandes toneles de roble de 20 y 30 hectolitros tras una larga maceración que se prolonga durante cuatro meses para el 30% del mosto. Los vinos de reserva, no obstante, se crían también durante dos años pero en pequeñas barricas y viejos toneles. Sin duda hay que conocer su vino Straniero, el único que hace una concesión a las uvas internacionales (es una mezcla de sangiovese y merlot, con un año y medio en acero) y su Rosé Scuro, elaborado por sangrado con uvas de sangiovese exclusivamente, un rosado que asombra por su equilibrio entre estructura y facilidad de trago.