Rafael Palacios es el hijo más joven de la riojana familia Palacios Remondo. Estudió y trabajó en Francia, adquiriendo conocimientos con la familia Moueix, propietaria de Pétrus, y otros châteaux. Allí se impregnó de la tradición del Pomerol, hasta que decidió viajar a Australia. En las tierras del canguro, trabajó con el grupo Penfolds, una experiencia que le abrió la mente.
En 1996, volvió a la bodega familiar. Descubrió entonces que se estaba planteando la idea de arrancar las viñas de viura, pues con el boom del verdejo y el albariño, el blanco de Rioja no se vendía. A base de insistir, consiguió que le dejasen experimentar. Así que compraron unos fudres de roble y, en 1997, elaboró en ellos Plácet, su primer vino blanco.
En 1999, Rafael probó por primera vez, un godello, un Guitián. Aquel vino le marcó enormemente por su profundidad y su carácter, tanto que, en 2002, empezó a colaborar con una bodega gallega. Descubrió la Galicia interior y se enamoró de sus suelos y sus climas, decidiendo, en 2004, iniciar allí su proyecto personal. El primer paso fue comprar viñedos viejos de godello a viticultores ancianos, en la subzona del Valle del Bibei. Hoy, Rafael admite que, en Galicia, se ha hecho viticultor a base de aprender en los viñedos, porque venía de una escuela mucho más técnica. Rafael es un gran defensor de la viticultura tradicional.