Pellegrino

Como notario de Marsala, Paolo Pellegrino fundó en 1880 una empresa agrícola destinada a convertirse en una de las más grandes y conocidas de Sicilia. Guardiana de la tradición de la isla, la bodega Pellegrino se ha expandido con el tiempo a todas las áreas vinícolas del oeste de Sicilia. La variedad y la especialización han distinguido el trabajo de esta gran familia, en unas tierras de pasado griego y fenicio donde se respeta la historia y el territorio y donde la conversión de los viñedos a ecológico está a la orden del día.

Cuatro grandes propiedades, una gran variedad de microclimas y una calidad muy sólida y sin compromisos. Resultado de todo ello encontramos vinos como Tripudium, uno de los mejores Nero d'Avola de la isla, intensamente afrutado y balsámico, con recuerdos especiados de su paso por barrica. También podemos disfrutar de los excepcionales Salinaro, Gazzerota y Kelbi, vinos monovarietales autóctonos procedentes del entorno de Mazara que se distinguen por su dinamismo y sus espléndidos e inmediatos aromas. Más al norte, hacia Castellammare, otra alegría: Alcamo, un vino blanco al que hay que rendirse...

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, los viñedos de la isla de Pantelleria, dispuestos en terrazas orientadas al mar y sobre suelos volcánicos, son ahora el segundo hogar de la familia Pellegrino. Aquí reina la variedad zibibbo (nombre con que es conocida la moscatel de Alejandría), en versiones aterciopeladas, licorosas y, por supuesto, pasificadas. Entre estos, un nombre que ha hecho escuela: Nes, un vino con notas de albaricoque, frutas confitadas e higos secos, con un trago opulento y vertical del que uno no se cansa nunca.

Marsala es la cuna de la familia Pellegrino y es también, gracias a esta familia, el vino generoso más importante de Italia, posiblemente el primero en el mercado internacional. Para este inmenso vino de larga crianza, Pellegrino invierte más de mil barricas de madera. Esta oferta cubre, con una precisión magistral, una variedad muy atractiva de este vino: dulce y seco, pero también semiseco. De colores dorado, ámbar y un poco frecuente rubí procedente de uvas tintas y, sobre todo, en una versión moderna y pop que ha sido muy bien recibida en el mercado.