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Muri-Gries
El papel de los conventos y abadías fue crucial en la tutela del vino europeo durante los años más oscuros de la Edad Media. Misas y ceremonias salvaron miles de hectáreas de viñedo y perpetuaron siglos...
Año de fundación | 1845 |
Enólogo | Christian Werth |
Viñedo propio: | 50 / ha |
Producción anual | 650.000 botellas |
País | |
Regiones | |
Uvas |
Vino de Muri-Gries
Muri-Gries
El papel de los conventos y abadías fue crucial en la tutela del vino europeo durante los años más oscuros de la Edad Media. Misas y ceremonias salvaron miles de hectáreas de viñedo y perpetuaron siglos de tradición que de otro modo se hubieran perdido. Algunos de estos monasterios sobreviven hoy en día y salvaguardan la historia del vino desde su vertiente sagrada y litúrgica, pero también de un modo sincero y amable. La de Tirol del Sur o Alto Adige es la región italiana donde más se ha conservado esta tradición: los antiguos monasterios se han convertido hoy en día en centros muy avanzados de investigación y experimentación, especialmente con las variedades autóctonas como materia prima, manteniendo un fuerte vínculo con la historia que les ha dado origen.
Perteneciente a la orden benedictina durante siglos y firme seguidora de su regla "Ora et labora", Muri-Gries es una de las más célebres de estas bodegas de pasado religioso. La moderna conducción enológica de la casa ha dado a los amantes del vino los más grandes lagrein de Alto Adige, la variedad autóctona por antonomasia de esta región. De una frescura vivaz y seductora, la lagrein de Muri-Gries se favorece además de la sabia tradición de la bodega para ofrecer una elegancia sin igual, un increíble cuerpo y un abanico de balsámicos y tostados que revelan un vino de gran carácter.
Con su Lagrein Riserva Abtei Muri, la bodega ha conseguido convertirse en el emblema de la vitivinicultura monástica de Tirol del Sur: un vino cálido, compacto, jugoso y de larga vida, favorecido por los suelos aluviales de los que procede y por una sabia crianza de 14 meses en barrica. Con su Lagrein clásico, las cepas de casi ochenta años de edad nos regalan un vino de excelente relación calidad-precio, fresco y de una cautivadora suavidad, como sucede con su Lagrein Kretzer, un rosado suave y afrutado. De elegancia infinita son sus pinot nero, un paradigma de la altísima calidad que esta variedad puede ofrecer en el Alto Adige, con vinos afrutados, crujientes y especiados. Los blancos de la bodega no se quedan atrás, con un imponente gewürztraminer y un sylvaner de marcada personalidad, potente y fácil de beber al mismo tiempo.