Mas Martinet Viticultors

Aunque sin tradición vinícola familiar, Josep Lluís Pérez y su familia (Pérez Ovejero) se establecieron en el Priorat en 1981 y fue, junto a René Barbier padre, Carles Pastrana (Costers del Siurana), Dafne Glorian (Clos i Terrasses) y (Álvaro Palacios), uno de los grandes maestros del Priorat, responsables de haber revolucionado esta pequeña denominación tarraconense, hoy admirada en todo el mundo.

Desde el año 2000, los viñedos de Mas Martinet, sus olivos y el bosque son gestionados como un único agrosistema, bajo las directrices de la agroecología y en la actualidad es su hija, Sara Pérez (Venus "La Universal"), quien se encuentra al frente de la bodega.

Mas Martinet elabora un vino de cada viñedo, recupera varietales tradicionales y trabaja una agricultura biológica. Es un verdadero proyecto de vida, un sueño convertido en pasión, es puro conocimiento y ganas de compartir, de comprender y de sentir. El factor humano y el resto de la naturaleza han ido siempre de la mano en Mas Martinet y la voluntad de la firma ha sido siempre la de ser sostenibles y respetuosos en extremo con el entorno del que se saben parte. En Mas Martinet no se trabaja únicamente el viñedo bajo firmes principios ecológicos y biodinámicos, sino también la huerta, el cereal, los almendros o los olivos y se apuesta por la agricultura como un firme valor educativo que haga de las personas mejores seres que sepan integrarse con naturalidad en el ecosistema. Cultivan también leguminosas y recuperan variedades silvestres de flores y arbustos buscando siempre la riqueza y el equilibrio biológicos. Producen además su propio compost, devolviendo a la tierra los despojos de la vendimia y la poda y, por supuesto promueven la cubierta vegetal espontánea entre sus cepas; todos estos, factores que hacen de sus vinos una fiel instantánea de su terruño.

La llicorella, nombre que recibe la pizarra en el Priorat es la gran protagonista de los suelos de Mas Martinet, pero cada finca, cada pequeño trozo de tierra tiene sus propias particularidades. Todos los trabajos tanto de campo como de bodega van orientados a resaltar este carácter específico, la tipicidad intrínseca en cada palmo de terruño. Cada parcela se vendimia cuando lo reclama, dependiendo del perfil de la añada. El mosto de las mejores uvas fermenta según el dictamen de las levaduras silvestres adheridas a la pruina de las bayas y los trabajos en bodega se rigen por el calendario lunar, consiguiendo así que cada vino tenga un ritmo y una energía que lo hace distinto a todos los demás, que cada botella cuente una historia del paisaje del Priorat.