La Rioja Alta

En 1890, cinco familias riojanas y vascas fundaron en el Barrio de la Estación de Haro la  Sociedad Vinícola de La Rioja Alta. Su primera presidenta fue Doña Saturnina García Cid y el Reserva 1890 (antecesor del actual Gran Reserva 890), el primer vino elaborado.

Don Alfredo Ardanza, unos de los fundadores de La Rioja Alta y propietario también de la Bodega Ardanza, propuso en 1904 la fusión de ambas empresas. En conmemoración de este hecho, se elaboró el Reserva 1904, antecesor del actual Gran Reserva 904.

En 1941, la bodega pasó a llamarse oficialmente La Rioja Alta S.A y, al año siguiente, se registró la marca Viña Ardanza, la más popular de la firma de Haro.

En 1974, llegaría Viña Arana, la marca que substituiría al clásico Sexto Año; en 1978, lo mismo sucedería con Viña Alberdi y el hasta entonces llamado Tercer Año.

En 1996, La Rioja Alta construye una nueva bodega, dotada de la más avanzada tecnología, en Labastida. 

En La Rioja Alta se entiende que la máxima calidad solo puede obtenerse de las mejores uvas, motivo por el cual el rendimiento de las cepas se limita a 5.000 kg/ha. La uva se supervisa con un exhaustivo control tecnológico desde el inicio del ciclo vegetativo hasta la vendimia.

16 hectáreas se cultivan ya de manera totalmente ecológica. Siguiendo con su respeto por el medio ambiente, la firma cuenta con una gran parque de placas fotovoltaicas y térmicas que evitan anualmente la emisión de enormes cantidades de CO2. Además de invertir en energías limpias, se limitan los tratamientos en el viñedo, se reutiliza el agua y se emplean corchos gestionados de manera responsable.

Por si fuera poco, La Rioja Alta ha puesto en marcha diversos albergues para microfauna aliada (mariquitas, tijeretas, etc.), hecho que favorece el control natural sobre otros animales perjudiciales para la vid, como ácaros, pulgones o cochinillas.

El roble es fundamental en la crianza de los vinos de La Rioja Alta. Es por ello que fabrican sus propias barricas (30.000 al año) de manera totalmente artesanal en la tonelería de las centenarias instalaciones de Haro. La madera, traída de Estados Unidos, se seca al aire libre durante dos años.

Cada 6 meses, se trasiegan los vinos de todas las barricas como antaño, a la luz de una vela. Con este proceso se favorece la correcta evolución del vino, limpiándolo de sedimentos, además de permitir controlar cada barrica individualmente.

Tras el paso por madera, la crianza se traslada a los botelleros, donde los vinos acaban de afinarse. 

Los grandes reservas

El Gran Reserva 890 es la joya de la corona, un vino elaborado con uvas de los viñedos más antiguos. 6 años de crianza en barrica explican su color yodado en el borde de la copa y su aroma a clasicismo riojano.

El Gran Reserva 904 es un vino para las grandes ocasiones. Tempranillo con un pequeño porcentaje de graciano, criado en roble americano durante 4 años. La complejidad de la fruta madura y las especias.

El Viña Arana Gran Reserva es frescura, intensidad, sofisticación y potencial de guarda. 3 años en barrica lo perfuman de vainilla, café y caramelo.

El reserva

El Viña Ardanza combina el tempranillo con cerca de un 25% de garnacha de la Rioja Oriental. Fruta roja en compota y especias dulces se ocupan de vestir un cuerpo fresco con taninos redondos.

El crianza

El Viña Alberdi es 100% tempranillo procedente de viñedos en altitud y suelos arcillo-calcáreos. Su crianza de 2 años en barrica explica su perfecto equilibrio entre fruta y madera.

En 1988, el grupo La Rioja Alta adquiere la bodega Lagar de Cervera, en Pontevedra, Galicia. En 1990, coincidiendo con el aniversario de la bodega madre, el grupo inicia su andadura en la Ribera del Duero, plantando las primeras cepas de la bodega Áster. En 1995, el grupo se hace con la bodega Torre de Oña en la Rioja Alavesa.