Isaac Cantalapiedra

Manuel Cantalapiedra, hijo de Isaac Cantalapiedra, es el enólogo de la bodega familiar en La Seca (Valladolid), cuyos orígenes se remontan aún una generación atrás, en concreto a 1949, cuando el abuelo Heliodoro plantó, con tan solo 15 años de edad, su propio majuelo (viñedo). Más de medio siglo después, y tras 35 años como viticultor, Isaac Cantalapiedra apuesta por una bodega propia, contando con su hijo Manuel como enólogo, continuando así con un linaje de viticultores que conecta a abuelo, padre e hijo. La nueva aventura nació en 2014 fruto del amor por la vid, la agricultura y la tradición, intentando respetar al máximo la variedad y el terruño. Desde entonces, la pasión intergeneracional por la tierra y el cultivo ecológico han llevado a los vinos de los Cantalapiedra a un nivel de expresividad poco común en la región; son vinos capaces de exceder el carácter habitual de la uva verdejo o el de la propia zona de cultivo, son vinos de familia, de parcela, de calizas y cantos rodados, de uva verdejo libre, de terruño vivo. Algunos les han acusado de no saber a verdejo, aunque en realidad, muestran la variedad con tanta pureza, que pueden haber allanado el camino para un nuevo estilo de vinos blancos castellanos.

Actualmente, La familia Cantalapiedra cuenta con unas 20 hectáreas de viñedo, repartidas en distintas parcelas en el municipio de La Seca, cuna de la variedad Verdejo, a una media de 750 metros de altitud. No vinifican la totalidad de las uvas, sino que venden una parte importante a bodegas de la zona, pero su voluntad es la de ir ampliando la producción propia. Los suelos de estas parcelas son de composición diversa, pero comparten una capa inferior de calizas y un mantón de canto rodado sobre el que recae buena parte de la singular expresión de sus vides de verdejo. Los trabajos ecológicos y biodinámicos, las levaduras autóctonas y el uso contenido de sulfuroso explican el resto. Los Cantalapiedra elaboran también un vino tinto a partir de la uva tinta de toro, de nombre Arenisca, y de perfil rompedor, como no podría ser de otro modo, un tinto fresco y elegante, de poca extracción, en territorio de vinos bravos.