Domaine de la Romanée-Conti
Probablemente la bodega más prestigiosa del mundo, y por ende también la más cara, y toda una insignia nacional en Francia. Romanée-Conti, La Tâche, Richebourg, Romanée St. Vivant, Échézeaux, Grands...
Enólogo | Bernard Noblet |
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Uvas |
Vino de Domaine de la Romanée-Conti
Romanée-Conti Saint-Vivant 2009
Romanée-Conti Grands Échézeaux 2014
Domaine de la Romanée-Conti
Probablemente la bodega más prestigiosa del mundo, y por ende también la más cara, y toda una insignia nacional en Francia.
Romanée-Conti, La Tâche, Richebourg, Romanée St. Vivant, Échézeaux, Grands Echézeaux, Montrachet y Corton, la histórica colección de propiedades de esta bodega se compone de excepcionales grands crus. Dos de ellos los poseen en condición de monopolio (únicos propietarios del viñedo) y están todos situados en el corazón de la Côte de Nuits, una de las zonas más preciadas por los amantes del vino.
La historia de este pequeño dominio se remonta a 1232, cuando la Abadía de Saint Vivant recibió en donación unos importantes viñedos de la localidad de Vosne-Romanée, los actuales Romanée-Conti y Romanée Saint-Vivant. En 1760, el Príncipe de Conti, miembro de la realeza francesa, adquiere la propiedad pero la pierde en 1780 al serle expropiada durante la Revolución Francesa; será vendida en subasta. En las décadas siguientes, la Romanée-Conti ha pertenecido a múltiples propietarios hasta que en 1869 es adquirida por Jacques-Marie Duvault Blochet, viticultor y propietario a su vez de otros prestigiosos viñedos. Duvault Blochet consolida el vasto y prestigioso dominio y hasta la actualidad son los descendientes de sus dos hijas, las familias De Villaine y Leroy, quienes ostentan, a partes iguales, esta noble propiedad.
La Romanée-Conti goza de unos suelos excepcionales (la presencia de calizas favorece el drenaje y las arcillas la retención de humedad) pero su gran mérito es el perfeccionismo, tanto en el cultivo del viñedo como el proceso de elaboración de sus vinos. Mediante una agricultura biológica buscan los rendimientos más bajos y de ellos obtienen caldos de refinadísimo equilibrio, expresión y estructura. Vinos, en definitiva, que a pesar de sus precios desorbitados difícilmente defraudan a quienes se los pueden permitir o han tenido la extraordinaria suerte de poder disfrutarlos alguna vez en la vida.