País de destino:
España
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CARRITO
Transporte gratuito a partir de 200 €

Domaine Bott Geyl

Domaine Bott Geyl

Jean-Christophe Bott es heredero de la tradición familiar que data de 1795, cuando su antepasado, Jean-Martin Geyl, cuidaba sus viñas y hacía su vino. Jean-Christophe Bott ha sido...

Vino de Domaine Bott Geyl

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Domaine Bott Geyl

Jean-Christophe Bott es heredero de la tradición familiar que data de 1795, cuando su antepasado, Jean-Martin Geyl, cuidaba sus viñas y hacía su vino. Jean-Christophe Bott ha sido responsable de Domaine Bott-Geyl desde 1993 y convirtió los viñedos en orgánicos en 2000 y luego en biodinámicos en 2002.

En los viñedos se concentra en bajos rendimientos y en las bodegas supervisa la vinificación de la manera más natural y minimalista. Todo el arte consiste en unir tradición y modernidad, perpetuar el viñedo para la posteridad y proteger su ecología. Es su forma de reunir la historia de los hombres y las mujeres de la familia Bott de Ribeauvillé y la familia Geyl de Béblenheim, que pisaron el suelo de la bodega y de los viñedos a lo largo de las generaciones.

Hoy, Bott Geyl cuenta con 15 hectáreas de viñedos, incluidos 6 Grands Crus y 4 Lieu-dits. Las 80 parcelas de viña están repartidas en 7 comunas, desde Ribeauvillé a Kientzheim, en el corazón de la región conocida como "les perles du vignoble". La firma se esfuerza por resaltar las cualidades naturales y la singularidad de cada uno de sus terruños, realizando la vinificación de tal manera que esta personalidad única esté impregnada en sus vinos. Esta búsqueda de lo auténtico no sigue moda alguna, pues Jean-Christophe Bott ha extraído su conocimiento directamente de las riquezas de la viticultura del pasado, de la naturaleza omnipresente y de sus experiencias con productores de vino en Francia, en Alemania y en el Nuevo Mundo.

La uva se recolecta únicamente a mano y se lleva a bodega para ser prensada suavemente. La fermentación alcohólica comienza después de 3 o 4 días (gracias a las levaduras indígenas presentes en las pieles de las uvas), y puede durar aproximadamente de 3 a 6 meses para facilitar una mayor complejidad e intensidad. Después del embotellado, en general a principios de septiembre, los vinos se almacenan para madurar y desarrollar complejidad en la bodega con temperatura controlada durante varios meses (o años para ciertos vinos). La filosofía de la casa está muy clara: intervenir lo menos posible en la transformación del jugo de uva en vino, dejando que la naturaleza siga su curso y así refleje el terruño y la cosecha en la botella.

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