Collepere

Tras el grave terremoto de 2016 y los cuatro años de cierre forzoso, no fue fácil volver a empezar. Sin embargo, Marilena Gagliardi y Filippo Mariotti lo consiguieron, mostrando un entusiasmo por el futuro. Reabrieron su exclusiva casa de campo en medio de la pandemia, sin dejar de cultivar el proyecto de su hermosa finca, que se expresa sobre todo con su maravilloso y muy querido Verdicchio Grillì.

Collepere es un proyecto por descubrir. Se desarrolla en Matelica, en la región de Marche, la región del centro de Italia con vistas al mar Adriático. Matelica es un pequeño pueblo del interior, donde tradicionalmente se cultiva la verdicchio, una de las mejores uvas blancas de Italia, que regala un vino sutil, mineral, elegante y rico en ácidos. Estas características se ven reforzadas por el hecho de que Matelica es una zona de altas colinas, frente los Montes Apeninos, con un clima fresco y ventoso, y con pronunciadas variaciones de temperatura.

El proyecto Collepere gira en torno a una espléndida villa del siglo XVIII con vistas a las colinas y viñedos de la campiña de Marche. Esta residencia de época, que en su día fue un aristocrático pabellón de caza, ha sido transformada por las familias Mariotti y Gagliardi en un espléndido alojamiento, que recientemente se ha unido a la pasión de los jóvenes propietarios por el buen vino.

Conscientes de tener en sus manos uno de los mejores vinos del país, los propietarios de la villa han habilitado una moderna bodega donde confluyen las uvas seleccionadas de los viñedos de los alrededorres, conducidas  de forma perfectamente eco-sostenible. Las 4 hectáreas de viñedos están plantadas con verdicchio, pero también con merlot, sangiovese y cabernet sauvignon.

Grillì es un Verdicchio de producción limitada, pero su exclusividad radica solo en los números, porque el producto revela un estilo claro, directo, dinámico y listo para beber. De esta manera nos cuenta su sincero apego a la naturaleza del territorio, sin necesidad de florituras y presentaciones. Y, no hay que subestimarlo, con una extraordinaria relación calidad-precio. "Grillì" es también el nombre con el que se llamaba simpáticamente a la familia de los propietarios en la zona, quizás por la costumbre de algunos antepasados ​​de saltar como grillos, charlando con los amigos.