Un catálogo de vinos naturales
Hoy, esta pequeña bodega de El Pla del Penedès, es un referente a nivel mundial entre los amantes del buen vino natural. Su papel en el resurgir de un nuevo Penedès está siendo de una relevancia incuestionable y su trabajo, el espejo en el que muchos se miran. Los vinos de La Salada son puros, frescos y cristalinos; emocionan desde la simpleza y la honestidad, con una energía que fluye con cada sorbo y que nos aproxima a aquellos maravillosos años en los que el vino era considerado un alimento.
Con la variedad sumoll, esquiva y compleja como pocas, elabora su Maçaners, un vino tinto que todo amante del vino debería probar por lo menos una vez en la vida. Las uvas proceden de un viejo viñedo que Toni encontró casi abandonado en Castelladral (Bages) y que recuperó junto a su propietario. Se trata únicamente de una hectárea que da poco más de 1.000 kilos al año, pero sin duda, la calidad de su uva compensa la locura de cultivarla. Maçaners es frescor silvestre, tonos balsámicos, fluidez y vibración, un vino que se clava directamente en los más profundo del alma.
La Bufarrella, por su parte, es un monovarietal de xarel·lo obtenido de una viña vieja de poco más de una hectárea, con un intenso color anaranjado pajizo obtenido tras cuatro o cinco meses de maceración con las pieles. Es un vino de tanicidad fina, fermentado con levaduras autóctonas y embotellado sin añadir sulfuroso ni filtrar, como todos los vinos de La Salada. Cítricos, hierba, flores y un intenso aroma a levaduras lo perfuman. Sal, membrillo y una tersa acidez dibujan su boca. Puede ser un buen vino para adentrarse en el universo La Salada.
L'Ermot, otro de los grandes blancos de Toni, es fácilmente reconocible por el dibujo del pozo de La Salada que luce en su etiqueta. Es vino de macabeo, de una sola viña y prensado directo, un vino de una simpleza tremendamente seductora. Reposa en inox con sus lías hasta que el frío del invierno lo clarifica de manera natural y se embotella en marzo, sin más. Llena la boca de amabilidad y seduce el olfato con hierbas, manzanas y limones.
Sota els Ametllers, el vino más exótico de La Salada, es un monovarietal de malvasía de Sitges del que incluso los niños adoran el aroma. Melocotones, flores de azahar y la ralladura de la piel de un limón engalanan una boca untuosa y muy fresca. Es balsámico y salino, amargo y emocionante desde el primer sorbo, un gran blanco mediterráneo que respeta la esencia de la variedad y viste su acidez natural de amabilidad y ternura.
Finalmente, para los que busquen una copa fluida y ligera, con personalidad y a un precio asequible, La Salada elabora las gamas El Pagès Content y Roig Boig; elaboraciones versátiles que pretenden devolver el vino a las mesas de diario, recuperando aquellas tradiciones que en La Salada y en Vinissimus tanto echamos de menos.