En el momento en que Hans-Peter Schwarzkopf y su familia llegan a la finca, encuentran inservibles gran parte de las antiguas instalaciones agrícolas. Se necesitó visión, tiempo y energía para hacer de Can Axartell lo que es hoy en día: una bodega completamente novedosa en Mallorca, y a la vez perfectamente integrada en el paisaje, la tradición y la cultura de la isla.
Cuando se plantó el primer viñedo en 1999, ya se solicitó la inclusión y certificación de la finca en la producción ecológica. Los viñedos se expandían año tras año y la cuestión decisiva pronto pasó a ser cómo hacer que la producción de vino no implicará bombearlo. La solución fue construir la bodega dentro de la antigua cantera. Una vez terminado el edificio de más de cuatro pisos, la parte restante del cráter se rellenó por encima del techo y se niveló con el entorno. Ahora, el suelo está cubierto de vegetación y el terreno se integra armoniosamente en el paisaje, todo es verde y la cantera y la bodega han desaparecido en la montaña.
La ubicación y el concepto de la bodega crean una temperatura fresca constante de 16 a 18°C en el interior del edificio, lo que tiene un efecto positivo en la producción y almacenamiento de los vinos. No en vano, el lema de Can Axartell es: "el mejor vino se hace con respeto"; respeto por la naturaleza, respeto por el paisaje cultural, respeto por la tradición y respeto por las próximas generaciones.