Bruno Giacosa

Clase, tipicidad, territorio. Sin estridencias publicitarias, sin salidas de tono ni ningún ansia de fama o de gloria. Solamente vinos, fruto de las Langhe más auténticas, nada más. Así es la filosofía de Bruno Giacosa, una bodega de quien sobran presentaciones. Intérprete único de este extraordinario Patrimonio de la Humanidad, Giacosa, fallecido el pasado mes de enero, dedicó toda una vida a la elaboración de grandes vinos en las denominaciones alrededor de Alba: Barolo, Barbaresco y Roero. Hombre esquivo y con carácter, supo infundir su propia esencia en sus vinos. Vinos densos aunque nunca excesivos, auténticos en definitiva y considerados hoy ya como grandes clásicos, de estilo inimitable.

Fundada en el 1900 en Neive, en el mismo corazón del Barbaresco, la bodega de Bruno Giacosa es un verdadero icono del vino italiano. Giacosa fue un maestro, un artesano del nebbiolo admirable, que se forjó a sí mismo adquiriendo pacientemente año tras año algunas de las mejores parcelas de toda la región. Símbolos de la longevidad de sus vinos y de su épica coherencia estilística son sus Barbaresco Asili y Barolo Falletto, superados solo si cabe por el Riserva Asili y el Vigna Rocche Riserva. Sea cual sea, todas sus etiquetas están impregnadas de grandeza, desde el majestuoso Rabajà hasta el Valmaggiore, un nebbiolo merecedor de los más altos elogios, o el blanco de uva arneis, directamente excepcional desde el primer sorbo.