Bodegas Miguel Merino

Bodegas Miguel Merino nacen del tesón y la ilusión de su fundador, Miguel Merino. El pueblo de Briones, en la Rioja Alta, con cepas muy viejas de Tempranillo, plantadas en vaso entre 1931 y 1963 a una altitud de 550 metros, en suelos arcillo-calcáreos y clima con marcada influencia atlántica, ofrecía todo lo que buscaba. Cuenta también con una pequeña viña de Graciano, uva cuya maduración y vinificación requiere una atención especial y que aporta tanicidad y chispa al Tempranillo.

La vendimia manual en pequeñas cajas, sin tolva de descarga, y la revisión de todos los racimos garantizan el perfecto estado de maduración de la uva. Tras el despalillado, la fermentación alcohólica y la fermentación maloláctica el vino se criará en barricas de la casa Murúa de roble americano, francés y húngaro.

En palabras de su fundador, Miguel Merino, "este desarrollo nos estimula a crecer no en producción, sino en el perfeccionamiento de nuestro estilo; a seguir aprendiendo a interpretar cada cepa y cada barrica. A seguir disfrutando de hacer vino".