Bodegas Langa

En el siglo XIX, surgieron algunas bodegas tradicionales con un enfoque comercial de la producción de vino. Este fue el momento en que, en 1867, la familia dirigida por Mariano Langa Gallego, comenzó una larga, dura, difícil però bella y apasionante andadura por el mundo del vino. A este, y tras regresar de la guerra de Cuba en 1898, le sucedió Juan Langa Mariscal que no tardaría en darle un nuevo brío al negocio familiar.

En 1940 recogen las riendas del negocio familiar Juan y Sebastián Langa, los cules conservan bodegas en Morata de Jiloca, Calatayud y Jaca. Ambos hermanos consiguen mantener un tenso comercio de exportación a Francia, que supondrá en el futuro una puerta de entrada al resto de Europa.

En 1967 Juan Jose Langa termina los estudios de Ingeniero Técnico Quimico y junro con su hermana Maria Teresa deciden dar un nuevo empujón al negocio familiar, en lo que supone el avance más importante en la história familiar. Por un lado, deciden dejar la venta de vino a granel y en 1954 instalan la primera embotelladora en la zona. Gracias al empuje, tesón y a su fe en los vinos de la zona, fundan en 1989 la D.O. Calatayud y consiguen el reconocimiento de Bodegas Langa como empresa histórica del Consejo Regulador del Cava.

Hoy, atrapados por el mundo del vino, Juan y César representa la quinta generación de una família que a lo largo de 150 años ha sabido ser fiel a la tradición heredada de padres a hijos, y que, al mismo tiempo, ha incorporado los avances necesarios para adaptarse a las nuevas modalidades y exigencias en la elaboración de vinos.

Bodegas Langa es hoy la bodega principal en Calatayud y la única en atesorar una larga e ininterrumpida tradición familiar. La bodega se encuentra en un lugar emblemático, considerado mágico por la cantidad de asentamientos humanos que han residido en el área. La Sierra Vicor, en cuyas pendientes se ubica la bodega, era un lugar sagrado para los celtíberos y tenía un lugar destacado en la obra del poeta clásico Marcus Valerius Martialis.

Un espacio donde la tecnología y los más modernos materiales se integran con el método tradicional de entender la elaboración del vino. Una filosofía firmemente asentada y en la que el vino no es solo un producto de consumo, sino un elemento que reune la esencia de los espacios naturales donde cultivan sus viñas.

La bodega es, además, un lugar de retiro, de tranquilidad, y el lugar perfecto para la maduración y crianza de los vinos hasta alcanzar el ideal momento desde el que se pueden disfrutar. Un lugar en donde se puede sentir la implicación de una família dedicada a mantener esta forma de hacer vino, que cuidan y monitorean los tanques, los barriles y las botellas, que acompañan al vino a lo largo de su viaje a través del proceso de fabricación y envejecimiento.

Esta forma de entender el vino y su cultura les ha significado mantener la fe con el cultivo de las variedades de uva más tradicionales de la zona, como la garnacha Sin embargo, también han optado por otras variedades que se han integrado en la DO Calatayud. Uvas que prestan calidad y distinción a algunos vinos redondos y bien estructurados. Un camino que comenzaron hace muchas décadas, que han tomado con éxito y que desde entonces ha sido seguido por otras bodegas.