Bodegas Lan

La de Viña Lanciano o Bodegas Lan es una historia ligada a la tierra, a un meandro a orillas del río Ebro. Las 72 hectáreas de la finca se encuentran en el límite natural entre Rioja Alta y Rioja Alavesa, una ubicación privilegiada, al abrigo de la sierra de Cantabria, que favorece un microclima único y protege a las cepas de manera natural de las heladas y de los rigores del verano.

El tiempo y el legado de la naturaleza, las crecidas y las épocas secas del río a lo largo de los años han forjado el fuerte carácter del enclave. Las viejas cepas de tempranillo, mazuelo, graciano y garnacha deben hundir profundamente sus raíces en busca de

nutrientes para poder sobrevivir en este antiguo lecho del río repleto de cantos rodados.

Cuenta la leyenda que el propio Carlomagno cruzó el puente de Mantible, una construcción de dimensiones colosales con 7 arcos de medio punto de los que, actualmente se conservan únicamente dos, los mismos que lucen en la etiqueta de Viña Lanciano, el vino más emblemático de la bodega, desde sus inicios. Gestos como este tienen un gran carácter simbólico y sirven para ilustrar el gran respeto que en LAN tienen por la tradición y por el trabajo de todos los hombres y mujeres que han habitado estas tierras. La observación del ciclo natural y el conocimiento de los secretos de cada parcela sirven para preservar de manera sostenible la esencia del terruño y para transportarla intacta a bodega.

La uva, vendimiada a mano en pequeños cestos en el momento óptimo de maduración, pasa por una doble mesa de selección en la que se acepta únicamente la de calidad sublime; se seleccionan en primer lugar los mejores racimos y, acto seguido, tan solo los mejores granos. Se inicia así el largo y pausado trabajo de vinificación que culminará en unos vinos de noble carácter e inigualable buqué.