El viñedo de Jimbro se cultiva de manera tradicional, utilizando técnicas de viticultura ecológica que prescinden de herbicidas e insecticidas. Las parcelas son pequeñas, están separadas y rodeadas de vegetación, lo que les proporciona protección natural.
Desde su inicio, el proyecto ha estado centrado en la recuperación de variedades autóctonas y emblemáticas de la zona que están en peligro de extinción, como la Puesta en Cruz para los vinos blancos y la Bruñal para los tintos. Estas variedades están perfectamente adaptadas a la diversidad de suelos y al microclima de las Arribes del Duero.