Bodegas Protos

Protos fue la primera bodega de la Ribera del Duero. En los años ochenta, y como consecuencia de la creación en 1982 del Consejo Regulador de la zona, la bodega cambió su nombre original, Bodegas Ribera del Duero, por el de Bodegas Protos (del griego protos, primero). Cedió este nombre al Consejo Regulador, autorizando su uso para identificar a la denominación de origen Ribera del Duero, que velaría desde entonces, por la calidad de los vinos de la zona.

La empresa creció con mucha rapidez y se plantearon los primeros problemas de espacio. El proyecto siguió desarrollándose hasta la adquisición, en 1986, de una nueva bodega de elaboración en Anguix (Burgos) rodeada de viñedos viejos de alta calidad. Tras múltiples modificaciones, esta bodega se convertiría en 2019, en el Centro Protos de Alta Tecnología de Elaboración.

En 2008, Protos construyó una nueva bodega en Peñafiel, dotada de la tecnología más puntera y conectada con las antiguas instalaciones de Bodegas Protos, engendradas en 1970 a los pies del castillo de Peñafiel, una de las fortalezas más importantes de la comarca. En las entrañas de la montaña se encuentra una bodega de crianza de más de dos kilómetros de galerías excavadas en la tierra, mientras que la nueva bodega, diseñada por el arquitecto Richard Rogers (premio Pritzker de Arquitectura) y Alonso Balaguer y Arquitectos Asociados), destaca por su cubierta, compuesta por cinco bóvedas que imitan a barricas que nacen de la tierra y dan el mismo color que los tejados de las mayorías de construcciones de la zona.

En la actualidad, Protos busca obtener la máxima expresión de cada terruño a partir de un respeto profundo por los procesos naturales. Los distintos microclimas, la severa selección de la uva llevada a cabo por expertos viticultores y las más modernas técnicas de crianza aseguran el carácter más puro y fresco de la variedad tempranillo.