Vinos de pueblo
Viñas de Gain Tinto: un vino para poder disfrutar hoy de la expresión más juvenil de cada añada o para ser redescubierto pasados unos años en botella. Frutas rojas, notas especiadas y taninos sutiles. Sobrio, serio y accesible.
Viñas de Gain Blanco: delicadeza, sutileza y mineralidad. La esbeltez de la viura añadida a una energía interior precisa que le permite considerarse un vino blanco de guarda, pese a su leve contacto con la madera.
Artadi Tradición: maceración carbónica, fiel a la tradición alavesa de fermentar racimos y uvas enteras. Un vino que habla de juventud y naturalidad, de pura fruta.
Vinos de parcela
Valdeginés: 7 hectáreas de suelos arcillo-calcáreos y exposición este. Vino con una intensa carga frutal, fresco, definido y esbelto. Prudente en un primer momento, tras el que deja sentir la delicada textura de unos taninos maravillosamente ensamblados. Sobrio y transparente, repleto de fruta roja y juventud desafiante.
La Poza de Ballesteros: viñedo plantado en 1960 en Elvillar de Alava. Suelo de color marrón claro pigmentado con formaciones de cal. Vino de trazo grueso, sensaciones de volumen y matices contundentes de una fruta bien madura y sazonada. Taninos amplios, redondos y densos.
El Carretil: tempranillo de Laguardia. Suelo arcillo-calcáreo con una profundidad de entre 40 y 90 cm. Vino de fruta contenida, tánico fibroso y escultural. Perfecta fusión entre madurez y mineralidad. Taninos finos, textura envolvente y un frescor que se mantiene en todo su paso por boca.
Quintanilla: 1951. Tempranillo. 1.10 Ha. Suelo de profundidad media con presencia de cal dura y roca madre arenisca a unos 70-75 cm, condición limitante para la obtención de agua. Producción moderada de uva de alta calidad que deriva en un vino repleto de fruta fresca y estructurada, austero y envolvente.
San Lázaro: 1956. 1.60 Ha. Laguardia, orientación noroeste. Suelo arcillo-calcáreo, profundo y pobre. Su localización, al abrigo de los vientos del sureste, favorece la protección natural del viñedo, generando un micro-clima único. Vino delicado y esbelto, de taninos finos y perfumes de pequeñas frutas del bosque.
Lacalle y Laorden
Viña el Pisón: el tesoro más preciado. Viñedo familiar de 2,4 ha. plantado en 1945 y asentado sobre una roca madre de arenisca. Vino de sutiles caracteres minerales, finas frutas, complejas y delicadas secuencias especiadas y taninos con volúmenes envolventes. Un vino de contenida energía y rebosante complejidad, repleto de elegancia natural y sensaciones cambiantes. Un vino para guardar y disfrutar de la magia del tiempo. Un viñedo único, un vino único.