Pegaso Barrancos de Pizarra

Cebreros es un pueblo de paso en el que, durante el siglo XIX, la viticultura tomó una gran importancia. Telmo Rodríguez y su equipo quedaron fascinados por sus impresionantes cepas de garnacha, su poda y su suelo, hasta tal punto, que en 1999 empezaron allí una de sus más exitosas aventuras. Primero recuperaron la ladera de Arrebatacapas, la expresión más importante de Pizarra de todo Gredos, volviendo a labrar sus viñas y consiguiendo así que naciera el Pegaso Barrancos de Pizarra. Este ambicioso proyecto sirvió para garantizar la supervivencia de unas viñas imposibles y únicas.

Los suelos de pizarra están a una altitud que va de los 950 hasta los 1.200 metros, principalmente con una orientación este. Allí manda la garnacha cultivada en ecológico y conducida en vaso, forzosamente vendimiada a mano, muy seleccionada y de rendimientos escasos (15Hl por hectárea). Las levaduras silvestres se encargan de fermentar el mosto que, ya como vino, descansará 24-30 meses en barrica de 500 y 400 litros de roble francés de diferentes bosques y orígenes.

El Pegaso Barrancos de Pizarra es un vino de gran profundidad y peso, intenso y armonioso. Los suelos de pizarra le aportan una textura más amplia y amable con una tanicidad integrada y delicada sobre una expresión aromática compleja y original, marcada por las notas de monte bajo, jara, romero y lavanda, envueltas en sensaciones balsámicas y minerales. Es un vino que goza de una expresión diferente, complejo y directo, potente y maduro, pero también fresco. El roble está perfectamente integrado y permite que la expresión floral de la garnacha no pierda protagonismo. Combinan tonos especiados de nuez moscada y pimienta de Jamaica con notas que recuerdan al curry, resultando más accesible y menos rústico que la versión granítica.